UTOPÍAS CON MELANCOLÍA

UN PEQUEÑO LUGAR PARA SUBLIMAR, PROYECTAR Y TRANSFORMAR TODAS AQUELLAS PALABRAS EN SENTIMIENTOS Y EMOCIONES INIMAGINABLES TENIENDO COMO PRINCIPAL COMPLICE AL INCONSCIENTE

La tarde cuando me dijiste adiós, fui a tomar un café, a ver un viejo amigo y a caminar durante horas. Me acuerdo que me detuve a ver el maravilloso palacio de Bellas Artes; no sé en que momento perdí la noción del tiempo imaginando el día arriba del escenario; volví a la realidad cuando sonó la alarma de mi reloj que indicaba la hora del encuentro, recogí mis cosas y me dirigí apresurada a verte. Ese día me sentía muy rara, no tenía ganas de llegar a la cita, pero me moría por verte, besarte y hacer el amor.En el camino iba pensando en ti, como siempre, en como sería una vida junto a ti. De repente el metro se detuvo abruptamente y caí. Mis cosas se volcaron por el vagón, unas cuantas personas me ayudaron a levantarlas, cuando me reincorpore para agradecer, él estaba ahí, viendo mis ojos; me puse nerviosa y con la voz entrecortada le dije: “gracias”; él me sonrió y se dio la media vuelta; durante el camino lo voltee a ver, él también me miraba y de vez en cuando nos sonreíamos. Se anunció la próxima estación, ahí bajaba. Él descendió junto conmigo, pero al salir sólo me concentre en ti. Tenía que caminar una cuadra para llegar al café que fuimos durante años, donde pasamos los mejores momentos, donde lloramos por aquel amigo que se adelantó a la vida próxima. Saque mi espejo y retoque mis labios, me acomode el cabello y saque la mejor sonrisa. Cuando llegue me abrazaste de la cintura fuertemente, me sorprendí, porque juntaste mi cuerpo con el tuyo, así que te bese y te acaricie el rostro. Me dijiste que me veía radiante, como siempre. Pedí lo mismo que siempre: chocolate caliente; tú sólo pediste un vaso con agua. Estaba a punto de contarte lo del día, pero tú me interrumpiste y me dijiste: “se terminó”, no entendí lo que decías, más bien, no quería escuchar, así que dije que repitieras tus palabras, me contestaste con unas lagrimas en los ojos: “te dije que todo ha terminado, ya no quiero estar contigo”; me quede sin palabras, no comprendía lo que pasaba. En eso la orden llego, tome un sorbo de chocolate y prendí un cigarrillo, nos quedamos en silencio, un silencio muy incomodo, y nuevamente empezaste a hablar. “Me he dado cuenta que no tenemos futuro…” en ese momento mis piernas se adormecieron, mi corazón latía muy rápido, mis ojos se sintieron húmedos. “Me tengo que ir, pero antes déjame besar tus dulces labios por última vez.” Dijo. No sabia que hacer, así que me acerque lentamente, nuestros labios quedaron cerca, acariciaste mis labios con los tuyos y te bese. Ese beso se me hizo eterno, te bese como si fuera la primera vez. “Eres única, espectacular” fue lo primero que dijo cuando nos separamos, así que le pregunte: ¿Por qué me dejas? Sonreíste y te fuiste. Espere que el tiempo pasara, termine mi chocolate y me dirigí a mi casa. En el camino iba pensando en ti, por qué me dejaste, qué salió mal. Las lágrimas empezaron a invadir mi rostro, entonces alguien me tomo del hombro, al principio me asuste, pero en cuestión de segundos pensé que eras tú, así que antes de voltear me limpie las lágrimas, cuando voltee era él; no dijimos nada, sólo nos miramos a los ojos y me abrazo. Después de unos minutos reaccione, qué estaba haciendo, no lo conocía y dejaba que me abrazara, ni siquiera sabía su nombre. Me solté de entre sus brazos y camine apresuradamente, él camino de tras de mí y grito mi nombre…