UTOPÍAS CON MELANCOLÍA

UN PEQUEÑO LUGAR PARA SUBLIMAR, PROYECTAR Y TRANSFORMAR TODAS AQUELLAS PALABRAS EN SENTIMIENTOS Y EMOCIONES INIMAGINABLES TENIENDO COMO PRINCIPAL COMPLICE AL INCONSCIENTE

Un poco cansada, queriendo ir a casa y tras dar clases de moral para dejar en claro que existimos mortales casi perfectos, caminé con aquella mujercita con cabello rubio y sensible, aquella chica que comparto sueños, esperanza, pero sobre todo confianza; ella es las pocas personas en el mundo que tienen un pedacito de mi corazón. No avanzamos mucho, cuando insistentemente preguntó por aquel amor, sin dudas y con la confianza que él recuperó hace pocas semanas, contesté y le dije lo que sabía: "fue al partido, y tal vez a esta hora, ya este en su casa, no sé, tal vez fue a cotorrear un rato", lo dije casi riéndome, sin preocuparme, pero ella siguió preguntándome si estaba segura, obviamente no, porque si nosotros estando en cuerpo, de repente los pensamientos se van fuera de la realidad, dejando sólo la materia en un espacio y tiempo y la realidad se vuelve extraña. Pero, aun así le contesté y dije: "pues eso creo". Ella sin más preámbulos, sin más preguntas me contó lo que sabía. Un nombre más entre él y el amor apareció. Nos detuvimos, pues aquellos chicos altos con los que los últimos sábados había compartido risas gritaron, ella se apresuró a terminar la historia, cuando nos alcanzaron caminamos juntos, yo atrás de ellos, porque las gotas saladas empezaron a brotar de mis ojos claros y rasgados, uno de ellos me abrazó y me dijo: "Quiero apoyarte, porque tú me has apoyado", no supe que contestar, mi güera me dijo que siguiéramos nuestro camino. Llegamos a la esquina de una calle ancha y caminamos hacía aquel café que alguna vez fuimos. Al principio no podía asimilar lo que me contaba, pero conforme caminamos, deje de esconder lo salado de la amargura, quería gritar, que ese grito ensordeciera el dolor del corazón. Sin embargo, pasando dos calles, a los lejos vi una silueta conocida, y mientras nos acercábamos, apareció el. Saludo primero a ella, a mí, me dio me abrazo y me preguntaba que pasaba, no supe que decir, estaba en shock. El silencio se hizo presente, pero se rompió cuando solicitaban a la mujercita clara, entonces, mientras ella se hacía a un lado, aproveche para relatarle a mi amor, lo que mi cabeza no trataba de entender. Nos quedamos un rato, ella decidió irse. Después de algunos silencios y abrazos, me besó y negó todo lo relatado. Caminamos porque lo esperaba su familia y amigos, durante el camino, me platicó su relato del día que pasó viviendo la pasión de aquel equipo universitario. Encontramos el lugar, nos sentamos y mientras competíamos risas con aquellas personas, que más que amigos, parecen una familia llena de alegría, él me veía, y no dejaba de mirarme, su mirada de era amor derramado en colores, yo le correspondía. Me abrazaba sutilmente. Nos teníamos que ir, porque era tarde para llegar a casa, así que tomó mis cosas y las subió a ese carro verde que al parecer ya nos conoce. Me abrazo fuertemente y dijo: "TE AMO" me beso dócilmente, y entonces el tiempo se detuvo en sus labios. Cuando me di cuenta estaba ya la esquina de la casa, me despedí de su pequeña familia, y baje con una sonrisa que él dejo en mis labios.
Ya basta de escuchar nombres que se interponen en el amor. Yo confió en ella, pero de la dudosa procedencia de la información no. Ya basta de querer hacer daño, ya no. Basta de querer disfrazar la realidad, Yo, amo aquel chico hermoso y perseverare por mantener el amor.

Muy temprano me levante, porque tuve que ir a la casa grande y llena de recuerdos, para dejar un encargo a mi hermana. Aquella madre del pequeño y latoso niño, y de la ingenua niñota. Regrese a la casa, tenía que verme bien, porque es viernes y aunque apenas va terminando la semana, sé que durante cuatro meses, será un día donde los recuerdos brotarán porque nuevamente veré aquellos ojos claros y labios rosas.
Pantalón de mezclilla, blusa rosa, tenis blancos, cabello suelto, ojos pintados, chalina, uñas pintadas, perfume, pulseras, y la mejor sonrisa, ese fue el atuendo de hoy.
Sé que ha pasado bastante tiempo desde la última vez que compartimos un salón, y un cigarro, pero aun así, sé que aun te robo una mirada, pues sigues siendo muy transparente.
Antes de llegar a aquella aula, llena de conocimiento, decidí pasar a verme en la otra realidad del espejo. Como siempre a esa hora estaba un poco lleno, no importo mucho y me pare frente aquel espejo horizontal, agarre mi cabello y lo solté, deje que se acomodara como quisiera, sonreí y salí a la realidad. Subí las escaleras del último edificio, aquel edificio que fue mi favorito durante cuatro años. Antes de entrar al salón, estaban dos chicas, eran dos chicas que vendían hipocrática entre sonrisa y ánimos. Me preguntaron sobre mi sueño que he ido forjado día y noche. Obviamente, les conté, y como lo sospeche, ellas también concluían su meta el mismo día. Mientras estábamos platicando, voltee hacía la escalera, y ahí estabas. Pantalón gris, tenis café, suéter Verde, lentes, y un caminado que decía que querías ser algo que no eres en realidad. Te dirigías hacía mí, o al menos eso quería que pasara, pero no, con prudencia como lo he hecho estos últimos años, me retire, pues ellas ahora son tus amigas.
La clase empezó, escuche tus sueños, escuchaste los míos, en ninguno de ellos nos encontramos. Pero quien ilumino mi rostro cuando conté mi sueño y se opaco esa melancolía que sentía, fue ese rostro claro, que me ama y que ha hecho que la vida se vea más hermosa (como él).
La clase continuo, y sé que volteabas a verme. Tras dos horas de alimentar el cerebro, la clase llego a su fin, salimos, tú primero, pues te estaban esperando. Yo, tarde en tomar mi camino, pero salí, y nuevamente tu mirada se dirigió hacía mí.
¿Qué pensar? tal vez el destino nos este jugando una broma.
¿Por qué después de todo apareces nuevamente? Yo, tenía planes y tú no estás, sin embargo, el sueño que empezamos un mayo del 2006, terminará en abril, y ahí, estaremos, juntos.