UTOPÍAS CON MELANCOLÍA

UN PEQUEÑO LUGAR PARA SUBLIMAR, PROYECTAR Y TRANSFORMAR TODAS AQUELLAS PALABRAS EN SENTIMIENTOS Y EMOCIONES INIMAGINABLES TENIENDO COMO PRINCIPAL COMPLICE AL INCONSCIENTE

Muy temprano me levante, porque tuve que ir a la casa grande y llena de recuerdos, para dejar un encargo a mi hermana. Aquella madre del pequeño y latoso niño, y de la ingenua niñota. Regrese a la casa, tenía que verme bien, porque es viernes y aunque apenas va terminando la semana, sé que durante cuatro meses, será un día donde los recuerdos brotarán porque nuevamente veré aquellos ojos claros y labios rosas.
Pantalón de mezclilla, blusa rosa, tenis blancos, cabello suelto, ojos pintados, chalina, uñas pintadas, perfume, pulseras, y la mejor sonrisa, ese fue el atuendo de hoy.
Sé que ha pasado bastante tiempo desde la última vez que compartimos un salón, y un cigarro, pero aun así, sé que aun te robo una mirada, pues sigues siendo muy transparente.
Antes de llegar a aquella aula, llena de conocimiento, decidí pasar a verme en la otra realidad del espejo. Como siempre a esa hora estaba un poco lleno, no importo mucho y me pare frente aquel espejo horizontal, agarre mi cabello y lo solté, deje que se acomodara como quisiera, sonreí y salí a la realidad. Subí las escaleras del último edificio, aquel edificio que fue mi favorito durante cuatro años. Antes de entrar al salón, estaban dos chicas, eran dos chicas que vendían hipocrática entre sonrisa y ánimos. Me preguntaron sobre mi sueño que he ido forjado día y noche. Obviamente, les conté, y como lo sospeche, ellas también concluían su meta el mismo día. Mientras estábamos platicando, voltee hacía la escalera, y ahí estabas. Pantalón gris, tenis café, suéter Verde, lentes, y un caminado que decía que querías ser algo que no eres en realidad. Te dirigías hacía mí, o al menos eso quería que pasara, pero no, con prudencia como lo he hecho estos últimos años, me retire, pues ellas ahora son tus amigas.
La clase empezó, escuche tus sueños, escuchaste los míos, en ninguno de ellos nos encontramos. Pero quien ilumino mi rostro cuando conté mi sueño y se opaco esa melancolía que sentía, fue ese rostro claro, que me ama y que ha hecho que la vida se vea más hermosa (como él).
La clase continuo, y sé que volteabas a verme. Tras dos horas de alimentar el cerebro, la clase llego a su fin, salimos, tú primero, pues te estaban esperando. Yo, tarde en tomar mi camino, pero salí, y nuevamente tu mirada se dirigió hacía mí.
¿Qué pensar? tal vez el destino nos este jugando una broma.
¿Por qué después de todo apareces nuevamente? Yo, tenía planes y tú no estás, sin embargo, el sueño que empezamos un mayo del 2006, terminará en abril, y ahí, estaremos, juntos.

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