UTOPÍAS CON MELANCOLÍA

UN PEQUEÑO LUGAR PARA SUBLIMAR, PROYECTAR Y TRANSFORMAR TODAS AQUELLAS PALABRAS EN SENTIMIENTOS Y EMOCIONES INIMAGINABLES TENIENDO COMO PRINCIPAL COMPLICE AL INCONSCIENTE

Los últimos días han sido extraños, difíciles de describir...Pero

  • Tengo deseos de escribir, mi cuerpo y mi cabeza me lo reclaman insistentemente, pero aparece algo que no me deja plasmar mis difusas emociones.

  • Tengo ganas de gritar a la vida que soy feliz, pero no sé como hacerlo, pues mi corazón late lentamente como si fuera a detenerse.

  • Tengo ganas de correr por el mundo sin detenerme, para dejar de ser invisible y perdurar por el tiempo con mis pasiones de esta vida.

  • Tengo ganas de matar y extrañar, pero mi virtud me lo prohibe.

Sólo tengo ganas de vivir, gritar, cantar, soñar, estudiar, leer, caminar, contar, ayudar, crecer, madurar, olvidar, sublimar, escuchar, dormir, crear, volar.....y al final sentir para poder vivir y morir.



El adiós llego, fue algo que lo veía venir, como una inmensa ola del mar, pero creí que estaba lejos, y no, me pegó y arrasó con todo el amor.
Jueves por la tarde y después de platicar con una oveja, decidí que era el día para despedirme, así que tomé el teléfono y llame insistentemente, pensando que contestarías ansiosamente, pero no, tu indiferencia se colaba entre los agujeros del transmisor. Platicamos superficialmente y quedaste en llamar.
Tenía planeado salir tarde, pero el tiempo dejo que el destino hablará, así que salí y volví a insistir, está vez nadie respondió. Caminé, con rumbo a tu hogar, y mientras lo hacía, continuaba apretando el botón verde. Abordé el transporte del letrero azul, y mientras buscaba un lugar discreto para que la gente no viera mi nerviosismo y mi tristeza llegó un mensaje. Decías que ya no querías saber nada, que estabas bien, pero ya estaba en la travesía y continué.
El sol entraba por la ventana, pegando mi rostro, mis ojos se dejaban derrumbar por la tristeza. La razón decía que estaba mal, pero el corazón insistía en despedirse.
Llegue, la puerta de abajo estaba abierta, subí corriendo, salude a la vecina que siempre sonreía con hipocrecía. Toqué la puerta y trate de esconderme, para que abrieras sin ningún temor. No tardaste y abriste, me dijiste "hola" y me dejaste pasar. El pretexto fueron los regalos de amor que te di sin remordimiento. No quise pasar, esperé en la puerta, desapareciste, y mientras tanto, admiraba esa pequeña casa que resguardó nuestro "amor" y pensaba en que posiblemente esa iba a ser la última vez, en un largo tiempo, que iba a estar ahí. Tardaste y decidí sentarme en el sillón donde empezaban nuestros besos.
No pasó mucho tiempo para que llegará tu mamá y tu grande hermanita. Platicamos sobre lo importante que es la vida, y de los acontecimientos esperados en el año y ellas aun hacían planes conmigo. Tuvieron que irse, sin antes despedirme con un gran abrazo agredeciendo el cariño que se me brindó.
Esperé un rato más pero el destino me estaba quitando tiempo, así que me acerque a la habitación donde compartimos caricias y sueños, ahí estabas, mirando la televisión y sin hacerme caso, te volví a repetir el pretexto por el cual me encontraba ahí. Entre los duendes que cuidan tus sueños en la noche, los sacaste. Con los nervios entre las manos y el corazón, me senté en la esquina de un sillón y empecé a hablar: "Supongo que este es el adiós", fue con lo que empecé, y en esos momentos mi corazón de conectó con la cabeza y las palabras estaban tomando dirección al adiós.
Los pétalos de sal se hacían presentes, pensé que los podía controlar, pero la batalla la tenía perdida, y mientras tanto, tus ojos miraban al horizonte sin ningún gesto de interés.
Me acerque y te abracé, esperando lo mismo, pero no fue así, porque tus manos estaba sólo en tus bolsas del pantalón. Acaricié tu rostro y me acerque a tus labios, me besaste como la primera vez, pasaste tus labios entre los míos lentamente.
Ya era hora, el tiempo me corría, antes de bajar por donde llegue, te pregunté si no me querías decir algo, dijiste que no y volví a abrazarte. Abrí la puerta, te dí un beso en la mejilla y dije ADIÓS. Baje las escaleras y quise voltear a verte, pero no lo hice porque no quisiera volver a ti.
El "amor" sólo quiso jugar durante once meses, tú tienes una personita más en tu vida, y yo, estoy recuperandome de las heridas que ambos dejaron. "Como un ignorante me deje engañar" otra vez, sin embargo, creo que fue lo mejor.
Dicen por ahí, que aquel que fue más feliz fue aquel que de verdad amó, así que fui feliz, y haré un té de felicidad para brindar por las viejas caricias.
Recuperando mi energía, viviendo mi duelo y no esperando al amor, sino a la eternidad.

Deseo decir adiós...
No sé como...
Al parecer tú ya lo hiciste...
Esa no es la forma...

Hoy es un dia mas que no te veo
ya han pasado dos dias
desde la ultima ves que salimos
cada hora y cada minuto sin ti se me hacen enternos.

Hace unos dias resivi muchos regalos
claro era mi cumpleaños
pero...uvo uno muy especial
el cual nunca me imagine resivir
mucho menos di ti...

Me puse a pensar......
no pude dormir
yo esperaba ese momento
desde el primer dia q te vi
eras como algo imposible para mi.

Hoy me doy cuenta que.....
valio la pena la espera
valio la pena esas salidas
valio la pena esperar y espera tu llegada.

Ahora lo se
en estos dias de aburrimiento
me hace falta tu presencia
no se que hacer me acuesto
prendo la pc
escucho musica
veo la tele
pero ninguna de estas cosas
logra distraer mi pensamiento
el cual al cerrar mis ojos
te ve
sonriendome y diciendo
TE QUIERO...............