UTOPÍAS CON MELANCOLÍA

UN PEQUEÑO LUGAR PARA SUBLIMAR, PROYECTAR Y TRANSFORMAR TODAS AQUELLAS PALABRAS EN SENTIMIENTOS Y EMOCIONES INIMAGINABLES TENIENDO COMO PRINCIPAL COMPLICE AL INCONSCIENTE

Tus ojos me miraron, pensando que algún día podríamos estar juntos. No pasó mucho para que esos días tocaran nuestras puertas.

Al principio estaba escéptica de la irrealidad que vivíamos, porque esas horas eran efímeras. Esas horas se volvieron en tardes encantadoras. Trataba que el tiempo se alargara sólo para verte y besar tus labios; no importaba que llegara tarde, sólo trataba que las horas se inmovilizaran entre tus labios.


Una semana pasaba y yo seguía escéptica, porque ya no te veía de la misma forma que esa tarde de febrero, ahora te veía en mi vida como un personaje lleno de amor, de dulzura, pero sobre todo, de esperanza.

Aun recuerdo la noche que fuimos al cine. Sintiendo el dulce calor de tus labios hiciste que ese cosquilleo en el fondo del cuerpo y del alma despertara viéndote a los ojos y dejándome ver el suave sentir de un beso. Ese día la esperanza y tú hicieron que el frío descendiera de mi cuerpo.

Una noche antes de decir adiós y después de haber pasado todo el día juntos, decidí que tenias que saber lo que habías causado en mí. Con miedo y temblorosa desde las piernas hasta las palabras, te dije “Te quiero”. No sabía lo que pasaría en ese momento, sólo te acercaste más, me envolviste entre tus brazos y juntaste tus labios con los míos. Me sentía… ansiosa, temerosa e ilusionada en lo que sucedería, pero el miedo hablaba dentro de mí, decía que para que alucinarse en fantasías de amor, si probablemente al final terminaría con un dolor en medio de mi corazón.

Una tarde sentados acompañados de una fría noche y de un helado de sabores disímiles, me dirigí a tus labios sin saber lo que quería decir, pero con el deseo de que conocieras como habías cambiado mi vida. Tú me escuchaste con la suavidad de tus labios, al final sólo dejamos que nuestros labios se fusionaran para hacer tangibles esas palabras.

Un correo se instalaba en la bandeja de entrada, era tuyo. Lo abrí y empecé a leer, mi cuerpo sintió un frío calido y un vaivén inusual, porque no caía, sino volaba al leer tus palabras. Decías que me querías y que sólo importábamos tú y yo. Pensé que la esperanza habría más sus puertas para mí y que posiblemente el amor habría su esplendor para nosotros.

Era finales de Abril y seguíamos saliendo, y así como cambiamos de mes cambiamos de miradas, de besos y de abrazos, ya no sólo era eso. Era más…porque existía un Te quiero mutuo, sincero y con sentido, pues tenía latidos en nuestros corazones, en nuestras risas, en nuestras miradas...
continuará...

1 comentarios:

Cuando te leo no puedo evitar buscar otro escrito mas arriba o abajo, una kiza ke escondas entre tus pulmones, por ke tus letras me hacen pedir mas historias ke cuando leo, le devuelven sentimientos olvidados y otros ke no conocia...

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